lunes, 24 de abril de 2017

Le Pen promete volver a un pasado que nunca existió


El liberal europeo Alexander Lambsdorff, dice hoy en una entrevgista, comentando las elecciones en Francia, que "los franceses se decidieron por la persona correcta". Sí, Macron se impuso, en las urnas, a una candidata que quiere llevar a Francia a un pasado que nunca existió (*).

Sí, no se trata de volver al pasado sin más, Se trata de idealizar el pasado, hablar con su voz, pintar una arcadia que -como bien dice Lambsdorff- nunca ha existido.

Pienso en lo que escribí en mi columna Los conservadores de hoy, enemigos de la sociedad abierta. Si la escribiera hoy, cambiaría un poco el título: los ultraconservadores, los enemigos de la sociedad abierta. Con el tiempo, he aprendido a valorar la crítica conservadora al nacionalismo populista de extrema derecha.

Copio lo que escribí en ese entonces... Donde dice "conservadores", reemplázalo por ultra conservador y/o por extremista de derecha.

Clemens Schneider escribe, en Der Liberale ist ein Hoffender (donde habla de la esperanza del liberal): quien siente miedo frente al cambio -que actualmente se expresa, sobre todo, en el pluralismo y en la apertura de nuestra sociedad- se encuentra en peligro permanente de ser paralizado por ese miedo. Sí, necesitamos siempre algo positivo hacia donde podamos enfocar nuestras expectativas.

En el caso de los conservadores, este ideal positivo se encuentra en el pasado, al menos en el pasado como ellos se lo imaginan. Con su mirada nostálgica y melancólica, dirigida hacia una supuesta edad de oro es lo que reemplaza la esperanza de un mejoramiento de la sociedad.

El pesimismo cultural -tan propio de los conservadores, al menos, actualmente en Europa- los lleva a convertirse en un personaje del tipo Norman Bates quien, en la película Psicosis, de Hitchcock, lleva consigo el cadáver momificado de su mamá a la que, incluso da su voz para poder conservar así el pasado. La mamá de Bates no tiene una chispa de vida, tampoco es un ser con existencia propia. El pasado, del cual hablan y escriben los temerosos conservadores no es otra cosa que una momia sin vida y sin existencia, a la que el conservador da su voz, concluye Schneider. Yo me pregunto: si el pasado hablara, ¿hablaría realmente con esa voz? Me parece que la respuesta es negativa.

Schneider sostiene que el Bates de hoy en Europa, se atemoriza ante la extranjerización (Überfremdung) de la sociedad debido a la migración, siente gran temor frente a la destrucción de la familia provocada por la “locura del gender” (Genderwahn) y al lobby homosexual (Homolobby) y tiene la preocupación que el “political correctness” limite su libertad de opinión (Meinungsfreiheit). Qué razón tiene Schneider…! Es una acertada descripción de la realidad.

Creo que hay dos utopías: la de la extrema izquierda que nos quiere llevar a un futuro que nunca podrá existir basándonde en un análisis del pasado que tampoco existió. Y la utopía de la extrema derecha, nacionalista y xenófoba que nos quiere llevar a un futuro que tampoco es viable, que idealiza se parece a un pasado que tampoco existió nunca.
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(*) ...der FDP-Politiker Lambsdorff, sagte im Deutschlandfunk, die Franzosen hätten sich richtig entschieden. Macron habe sich gegen eine Kandidatin durchgesetzt, die die Menschen in ein Frankreich zurückführen wolle, das es nie gegeben habe.



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